Aunque ayer el organismo estadounidense anunció a todo el mundo el hallazgo del organismo que pudo sustituir en sus moléculas -incluído el ADN- uno de los seis ingredientes fundamentales, el fósforo, por el arsénico, esto ya había sido descubierta por una mujer miembro del CONICET.
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El reciente hallazgo que causó revuelo en todo el mundo, en realidad no es un descubrimiento de la NASA.
No fue la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, de Estados Unidos, la que descubrió la primera excepción de la ciencia sobre el complicado y delicado proceso bioquímico que conocemos como vida. En realidad fue una argentina la primera en comprobar el trascendental hecho.
La bióloga tucumana de nombre María Eugenia Farías halló estromatolitos (asociaciones de bacterias con algas y minerales) vivos en un ecosistema único, a 3000 metros de altura, en la provincia de Salta.
La científica del Conicet había dado una nota al sitio Contexto en octubre del año 2009 anunciando el acontecimiento.
Los estromatolitos son considerados clave para la evolución de la vida en la tierra, y los mismos fueron hallados vivos, dado que son estromatolitos modernos que se desarrollaron porque encontraron un ambiente similar al de aquella época. El descubrimiento es de gran interés científico porque significa un laboratorio natural para estudiar el inicio de la vida y una guía para el futuro.
La última campaña que realizó la científica, a la que tilda como la más “larga y arriesgada” fue la que permitió el hallazgo, en febrero: “Hace 3.500 millones de años los estromatolitos liberaron O2 (oxígeno) a la atmósfera, crearon la capa de ozono, transformando un planeta hostil en un ambiente apto para la vida como la conocemos hoy. A partir de su aparición, eclosionó la diversidad, la vida, la evolución y todo lo que conocemos hoy. Hay pocos lugares en los que se los pueden encontrar vivos, pero este tiene la particularidad de estar a gran altura y, por lo tanto, estar más expuesto a radiación UV (ultra violeta) y menos tensión de O2, por lo tanto, el ambiente es el más similar a la tierra en los inicios de la vida. Encontrarlos vivos no sólo interesa a la microbiología sino también a la astrobiología, que es el estudio de la vida en otros planetas”.
La bióloga explica que las condiciones desérticas, la alta radiación UV y la baja tensión de oxígeno que se dan en nuestra puna son también lo más similar a Marte que hay en la Tierra. “Qué mejor lugar para hacer los primeros ensayos de astrobiología que en el más parecido a Marte”, reveló.
Fuente: Crónica
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