Los directores de los diarios Clarín, La Nación y La Razón se reunieron con el encargado de las “investigaciones” bajo tortura a la familia Graiver para preparar “los interrogatorios a tomar el 11 de abril de 1977”, según publicó ayer el diario Tiempo Argentino a partir de cuatro documentos militares.
Se trata de Oscar Gallino, oficial superior preventor, a cargo en ese entonces de los tormentos del centro clandestino de detención Puesto Vasco y ex subdirector del centro clandestino de detención El Tolueno de la zona 4, Campo de Mayo. También fue comandante de la represión en el Batallón 601 Domingo Viejo Bueno, en Monte Chingolo.
De acuerdo con el primer documento, del 7 de abril de 1977 firmado por Gallino, el militar recibió “a los directores y asesores letrados de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, quienes concurren con motivo de la adquisición del paquete accionario del ‘Grupo Fundador’ de Papel Prensa”. En ese entonces, los directores de los tres diarios eran Héctor Horacio Magnetto, Bartolomé Luis Mitre y Patricio Peralta Ramos, según los boletines oficiales del 7 de febrero y 14 de junio de 1977.
En el segundo informe, del 9 de abril, Gallino relata que se reunió con “el secretario de Industria, Raymundo Podestá, los presidentes de los directorios de La Nación, Clarín y La Razón, que son los adquirentes del paquete accionario del ‘Grupo Fundador’ de Papel Prensa, que representa el 26% del total del paquete accionario”, con el objetivo de “producir sendos informes” y de preparar "los interrogatorios a tomar el 11 de abril de 1977”.
El “Ejército argentino” revela, en otro documento secreto, cómo Gallino interrogaba a Isidoro Graiver para conocer en detalle las transacciones comerciales y así poder hacerse con el “botín de guerra”.
De esta manera, el jefe de los torturadores del Puesto Vasco le escribió al presidente del Banco Central para abrir una cuenta en el marco de “una investigación de carácter reservado, por orden de las autoridades superiores del Ejército” en la que iban a ser depositados “resultantes de amortización y rentas”. Lo cierto es que en esa nota, que data del 13 de abril de 1977, Gallino se aseguró el marco para hacerse depósitos de $2.130.000 en efectivo y $3.173.356 en cheques, además de títulos y acciones en diferentes empresas.
El 12 de abril secuestraron al vicepresidente del grupo, Rafael Ianover, el último eslabón, con lo que la junta militar puso en marcha un operativo para que el dinero producto de la venta terminara siendo administrado por el juez de la sucesión, abierta tras la misteriosa muerte de David Graiver.
Lo hizo al reconocer tener detenidos a los Graiver y su entorno, a quienes se les aplicó el artículo 2º del acta del 18 de junio de 1976, incisos a), d) y e) por lo que perdían la ciudadanía y se les prohibía “administrar y disponer de sus bienes, hasta tanto justifiquen la legitimidad de la adquisición de los mismos”, que desde entonces quedó en manos de la Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial.
El papel de la prensa. Ayer, el diario La Capital de Rosario publicó una editorial en la que denuncia ser “víctima de la situación monopólica” generada a partir de los precios diferenciales y el sistema de cupos que se aplican en Papel Prensa a partir de una política comercial impulsada por los matutinos porteños Clarín y La Nación.
“El perjuicio de la monopólica posición comercial de Papel Prensa para los diarios del interior es difícil de medir a lo largo de tantos años de inequidad”, sostiene el matutino santafesino, que dice: “Sin embargo, si se toman los últimos doce meses La Capital tuvo que erogar casi medio millón de dólares más para proveerse de papel en el exterior”.
“La Capital –dice el editorial– paga el papel chileno, polaco, finlandés o ruso, entre otros orígenes, a u$s719 la tonelada. En la Argentina, Papel Prensa lo vende a u$s635 la tonelada pero, seguramente, tanto a Clarín como a La Nación les cuesta aún más barato. Para cubrir la necesidad mensual de papel, este diario debe comprar 450 toneladas, de las que la empresa Papel Prensa sólo le provee menos del 20 por ciento. Las cifras son elocuentes”.
Fuente: El Argentino
Se trata de Oscar Gallino, oficial superior preventor, a cargo en ese entonces de los tormentos del centro clandestino de detención Puesto Vasco y ex subdirector del centro clandestino de detención El Tolueno de la zona 4, Campo de Mayo. También fue comandante de la represión en el Batallón 601 Domingo Viejo Bueno, en Monte Chingolo.
De acuerdo con el primer documento, del 7 de abril de 1977 firmado por Gallino, el militar recibió “a los directores y asesores letrados de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, quienes concurren con motivo de la adquisición del paquete accionario del ‘Grupo Fundador’ de Papel Prensa”. En ese entonces, los directores de los tres diarios eran Héctor Horacio Magnetto, Bartolomé Luis Mitre y Patricio Peralta Ramos, según los boletines oficiales del 7 de febrero y 14 de junio de 1977.
En el segundo informe, del 9 de abril, Gallino relata que se reunió con “el secretario de Industria, Raymundo Podestá, los presidentes de los directorios de La Nación, Clarín y La Razón, que son los adquirentes del paquete accionario del ‘Grupo Fundador’ de Papel Prensa, que representa el 26% del total del paquete accionario”, con el objetivo de “producir sendos informes” y de preparar "los interrogatorios a tomar el 11 de abril de 1977”.
El “Ejército argentino” revela, en otro documento secreto, cómo Gallino interrogaba a Isidoro Graiver para conocer en detalle las transacciones comerciales y así poder hacerse con el “botín de guerra”.
De esta manera, el jefe de los torturadores del Puesto Vasco le escribió al presidente del Banco Central para abrir una cuenta en el marco de “una investigación de carácter reservado, por orden de las autoridades superiores del Ejército” en la que iban a ser depositados “resultantes de amortización y rentas”. Lo cierto es que en esa nota, que data del 13 de abril de 1977, Gallino se aseguró el marco para hacerse depósitos de $2.130.000 en efectivo y $3.173.356 en cheques, además de títulos y acciones en diferentes empresas.
El 12 de abril secuestraron al vicepresidente del grupo, Rafael Ianover, el último eslabón, con lo que la junta militar puso en marcha un operativo para que el dinero producto de la venta terminara siendo administrado por el juez de la sucesión, abierta tras la misteriosa muerte de David Graiver.
Lo hizo al reconocer tener detenidos a los Graiver y su entorno, a quienes se les aplicó el artículo 2º del acta del 18 de junio de 1976, incisos a), d) y e) por lo que perdían la ciudadanía y se les prohibía “administrar y disponer de sus bienes, hasta tanto justifiquen la legitimidad de la adquisición de los mismos”, que desde entonces quedó en manos de la Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial.
El papel de la prensa. Ayer, el diario La Capital de Rosario publicó una editorial en la que denuncia ser “víctima de la situación monopólica” generada a partir de los precios diferenciales y el sistema de cupos que se aplican en Papel Prensa a partir de una política comercial impulsada por los matutinos porteños Clarín y La Nación.
“El perjuicio de la monopólica posición comercial de Papel Prensa para los diarios del interior es difícil de medir a lo largo de tantos años de inequidad”, sostiene el matutino santafesino, que dice: “Sin embargo, si se toman los últimos doce meses La Capital tuvo que erogar casi medio millón de dólares más para proveerse de papel en el exterior”.
“La Capital –dice el editorial– paga el papel chileno, polaco, finlandés o ruso, entre otros orígenes, a u$s719 la tonelada. En la Argentina, Papel Prensa lo vende a u$s635 la tonelada pero, seguramente, tanto a Clarín como a La Nación les cuesta aún más barato. Para cubrir la necesidad mensual de papel, este diario debe comprar 450 toneladas, de las que la empresa Papel Prensa sólo le provee menos del 20 por ciento. Las cifras son elocuentes”.
Fuente: El Argentino
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