El jefe de gobierno de la Ciudad vive un extraño momento político. Ahora mismo siente que lo que considera una operación de Néstor Kirchner contra él puede llegar a transformarlo en Presidente. Y también percibe que si sigue creciendo su imagen y su intención de voto en las encuestas, el ex presidente va a ir a fondo para sacarlo de la carrera presidencial. Y que no se va a andar con chiquitas.
El propio Kirchner reflexiona sobre lo mismo, con las encuestas en la mano. Entre su pequeñísimo círculo de consejeros hay quienes evalúan que el sostener a Macri como una víctima de la persecución oficial es el peor negocio que puede hacer el Frente para la Victoria. “Lo van a terminar llevando en andas hasta los brazos del peronismo disidente si (Eduardo) Duhalde no encuentra un candidato a presidente mejor”, especula un ministro del gabinete nacional. Por ahora, el presidente de la UNASUR cree que el desgaste político judicial es el mejor negocio que puede hacer: “Ni Macri ni nadie puede aguantar una campaña electoral con un procesamiento o un pedido de presión preventiva encima. Esto se lo lleva puesto, más tarde o más temprano” afirma alguien que piensa igual que Kirchner.
Es curioso: ni de un lado ni del otro hablan de la causa judicial propiamente dicha.
El plan de Mauricio
Mauricio Macri ya aprendió la lección. “No va a esperar que el kirchnerismo lo cocine a fuego lento. Va a tratar de adelantarse a cada jugada política o procesal”, aseguró uno de sus voceros.
El plan de ataque para su defensa, incluye:
n Responder, públicamente, punto por punto, los fundamentos del auto de procesamiento.
n Informar a todos los jefes de la oposición sobre la causa para obtener su apoyo en caso de necesitarlo.
n Recopilar los antecedentes de los tres integrantes de la Cámara Federal que tienen que confirmar o desestimar su procesamiento: Carlos Farah, Ballestero y Martín Irurzun. Los asesores más cercanos del jefe de gobierno de la Ciudad ya tienen un perfil de cada uno. Se trata del mismo cuerpo que rechazó por dos votos contra uno el pedido de recusación de Guillermo Montenegro contra Norberto Oyarbide.
n Hacer lo mismo con los miembros de la Cámara de Casación, si es que la Cámara Federal le da la razón a Oyarbide.
La otra decisión clave es la de influir sobre la opinión pública y el imaginario colectivo. Los responsables de la comunicación de Macri afirman que en este aspecto llevan todas las de ganar. Muestran distintas encuestas en las que el 70 por ciento de los consultados consideran que la causa está armada por Kirchner. Y empiezan a poner en boca del jefe de gobierno lo que la mayoría de la sociedad se imagina: que el mayor pinchador de teléfonos para espiar a políticos, periodistas, ministros, sindicalistas y empresarios no es Macri, sino el ex presidente y todavía diputado nacional.
Pero lo más curioso de todos es que tanto Néstor como Mauricio descuentan que el tiempo juega a su favor.
Kirchner porque supone que dentro de unos meses su intención de voto será mucho mejor, y que entonces los neutrales se volverán a poner de su lado, tanto en el escenario político como en los tribunales, mientras la imagen de su adversario caerá por la pendiente.
Macri porque piensa lo mismo, pero al revés. Y supone que el sentido común está de su lado. “No creo que ningún juez, además de Oyarbide, sea capaz de sostener la acusación de integrar una asociación ilícita organizada para espiar a gente que no tiene nada que ver con la política”.
En el gobierno nacional suponen lo contrario.
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